sábado, 19 de septiembre de 2015

OPINIÓN: Promesas que no valen nada, nada, nada

Concentración a las puertas del Conservatorio de Torre del Mar.

No nos engañemos, en una democracia armónica no habría porqué ponerse en huelga para reclamar que se cumplan las promesas electorales de los políticos. En una democracia consolidada, el mero anuncio de que unos jóvenes alumnos van a ir a la huelga, debería estremecer a los gestores públicos y a sus equipos de trabajo.

Todos nos escandalizamos ante los sobres de dinero ‘B’, los cursos de formación fraudulentos y las tarjetas de crédito con cargo a los ahorros de los ciudadanos. Pero no ejercemos nuestro derecho a la protesta y al enfado, legitimando así un sistema de corrupción que se ha colado hasta las entrañas de nuestra democracia.

¿Qué ocurriría si en la empresa privada los empleados sustrajeran ilícitamente parte de la caja o se desentendieran de sus compromisos y obligaciones? Pues que esos empleados estarían de patitas en la calle de inmediato, por no hablar de la denuncia a la que tendrían que enfrentarse en el primer caso.

Desgraciadamente, nuestra pobre cultura democrática nos impide ver con claridad que el patrón por el que se rigen los empleados de la privada debería ser el mismo para lo que nos ocupa por el que debe regirse el empleado público en cuanto a la forma de recibir la remuneración por su trabajo: para que confíen en ti has de cumplir tus compromisos; y si no cumples, vas a la calle inmediatamente.

En Vélez-Málaga volvemos a encontrarnos con la falta de diligencia profesional de los cargos electos; esos que cobran por gestionar lo público, es decir, todo aquello que los ciudadanos pagamos con nuestros impuestos. Así, ese contrato verbal firmado en campaña, se antoja efímero una vez blandido el bastón de mando. Que se lo pregunten a la comunidad educativa del CEIP Las Naciones o del Conservatorio elemental de música de Torre del Mar. Ambos colectivos han tenido que recurrir a medidas de presión para reclamar que se cumplan las promesas electorales del actual alcalde, Antonio Moreno Ferrer. Protestas, concentraciones, huelgas… estamos hablando de chicos y chicas que pierden jornadas de clase, que renuncian a su derecho a la educación, en pos de un sistema educativo futuro más justa para ellos y para los compañeros que les seguirán.

En estas circunstancias se desarrolla el día a día del alumnado del Conservatorio de Torre del Mar desde que se constatara la necesidad de ampliar el currículo educativo del centro, ofreciendo los cursos de grado profesional imprescindibles para continuar y terminar sus estudios. Ante la pasividad de las autoridades competentes a la hora de realizar el trabajo comprometido, unos trescientos niños se ven obligados a ir a la huelga. Patético.

Y es patético porque desde que allá por mayo tanto el actual alcalde de Vélez-Málaga, como la delegada de la Junta en Málaga, se comprometieran a poner en marcha a comienzos de este curso lectivo los tan ansiados grados profesionales, que a tantas familias beneficiarían en nuestra zona, en cinco meses parece ser que ni siquiera han comenzado los trámites. Al igual que en el caso del CEIP Las Naciones, la patata caliente pasa de unas manos a otras. Y así nos encontramos a unas familias cuya única salida ya es la protesta, la denuncia, las acciones reivindicativas.

En el caso de la comunidad educativa del Conservatorio, la paciencia demostrada con los diferentes equipos de gobierno, parece que ha rebosado el vaso. Y no es para menos. Un curso más serán muchos los alumnos que dejen los estudios musicales cuando llega el momento de cursar los grados profesionales, bien por la falta de recursos económicos con los que costear los desplazamientos a los conservatorios de Málaga capital, bien porque compatibilizar los estudios de secundaria con los horarios y tiempo que se pierde en los desplazamientos, es harto difícil.

Así pues, nos encontramos a unos padres y madres, profesores y alumnos, movilizados por una nefasta gestión de los problemas que de verdad afectan a la ciudadanía; una falta de previsión antológica.

Es hora de que el ciudadano empoderado se acostumbre –y no solo cada cuatro años- a pedir rendición de cuentas por su trabajo a los cargos públicos, esos a los que pagamos de nuestro bolsillo a base de impuestos y tasas. Es hora ya de que el ciudadano tome conciencia de cómo se están gestionando los fondos públicos y saque sus propias conclusiones sobre cómo estaría mejor invertido su dinero, si en obras megalómanas que para su mantenimiento necesitan mucha inversión económica pero poca mano de obra para mantenerlas, o en una educación de calidad que forme a nuestros hijos; a los hombres y mujeres del mañana.

La comunidad educativa del Conservatorio de Torre del Mar, se ha empeñado en hacer valer sus derechos en el convencimiento de que sí se puede. Próxima estación de sus acciones reivindicativas, muy pronto en las calles de nuestra ciudad. Únanse a ellas. Mañana puede tocarle a cualquiera.


María del Carmen Castillo
Miembro de PODEMOS en Vélez-Málaga

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